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viernes, agosto 24

Y a las ocho de la noche finalmente tiendo la cama, pienso en escribirle a quien se burlo de tal acto, compartir algo. En lo ridícula que estoy siendo al tenderla, esclavizandome bajo las normas de un orden al cual supuestamente me opongo. Hirviendo en calor, mientras mi madre sube la perilla del calefactor, la casa se hunde en un incendio, y a pesar de todo, yo voy a ducharme. 

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