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jueves, febrero 9

Me gustaría conocer el peor de los insultos para poder estar diciéndolo ahora.
Pero bueno, no creo que en realidad importe la palabra. Las "malas" palabras no existen, es la forma en que se las utiliza lo que importa.
Me voy a hacer un hotel, y va ser el mejor de todos los hoteles que existan.
La idea es que cada habitación va tener una cantidad infinita de libros que van a estar divididos por temas. No va tener comedor, si no que será con servicio a la habitación. Va a estar totalmente aislado y los huéspedes no tendrán necesidad de salir de sus cuartos, ya que contaran con todas las comodidades que se les pueda ofrecer exceptuando ciertos aparatos tecnológicos (computadoras, teléfonos, televisiones, etc.) así que no interactuaran con los demás hospedantes. De esta forma no se generaran ningún tipo de complicaciones. El fin principal será el de otorgar de la mejor forma posible que el huésped pueda vivir la historia que elija, dentro de su propio mundo. Otra historia.


Eso es lo que necesito, salir completamente de mi cuerpo. Olvidarme quien soy.
Que los "cómo, cuándo, dónde, porqué" dejen de importar.
Ya no soporto nada de mi entorno, odio lo que soy y lo que son.
Cada día se agrega un odio nuevo y llega el momento del colapso. Es donde me encuentro.
No quiero nada y justo cuando la tempestad toca a mi puerta, no estoy en casa.
Por favor que alguien venga y me lleve lejos, bien lejos donde no haya nadie. Un lugar que el hombre no haya encontrado, llévame hasta allí y no me hables. Como en una película muda.

P.D.: Mestre de re mil mierda.
P.D. 2: Odio pensar siquiera, en dudas sobre la muerte.

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