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lunes, marzo 19

¡Pero malditas sean estas lágrimas que quieren brotar!
Las maldigo, una, cuatro, ¡cinco veces!
Déjenme descansar. Dejen que me olvide de todo lo que se, todo lo que creo, siento, pienso.
No soporto los ruidos, la gente y sus acciones, las sensaciones, no me soporto a mi misma.
¿Como mandar a la mierda todo eso? Si alguien realmente lo sabe comuníquemelo.
Es un mundo cruel.
Ni si quiera tengo ganas de animarme con las estúpidas cursilerías que a veces me hacen sentir mejor.
Absolutamente nada me haría sentir mejor en este momento.
Así que ahí voy, a disfrutar el dolor.


Dando vueltas monótonas.

3 comentarios:

  1. Yo creo que estamos tan acostumbradas al dolor que de otra forma ni disfrutaríamos las pequeñas cosas en esos ratos de alivio. A veces pienso que sin eso no sabría vivir o no sería "feliz". Raro, pero es como que la felicidad la encontramos en el sufrimiento o en la sensación de que si todo sigue igual estaremos bien, no? con respecto a la gente igual, a cómo llevamos la vida. No sé, pero seguramente también sea el terror que tenemos al futuro.
    A mí, por ejemplo, me da pánico y una sensación de mucha angustia el pensar a veces que la vida avanza, es siempre la misma, que sé más o menos qué esperar... como un inconformismo existencial muy fuerte. Pero entiendo que la vida es más que eso y que justamente mientras va pasando hay que aprender a sacarle jugo. Malditas sensaciones...

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    1. La verdad es que si, malditas.
      Estoy totalmente de acuerdo con el inconformismo existencial, y puede ser que es como vos decís (o al menos como te entendí) que disfrutamos más a causa de todo esto. Puede ser así, pero hablando en enserio ¿cuántas veces se da ese momento?
      No vale la pena, al igual que es un desperdicio vivir sumido en la ingenuidad. Eso no quiere decir que en algunos casos la envidie.
      Por eso no tengo nada mas que decir que "a disfrutar el dolor".

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  2. Todos disfrutamos del dolor para convertirlo en placer. Donde yo vivo caen lágrimas del cielo. A veces es necesario hundirse para salir a flote. Un abrazo.

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